La técnica occidental tiene relación con la estructura, alineación, postura y movimiento del cuerpo. Los masajes trabajan en profundidad y de forma anatómicamente correcta, y los toques tienen la finalidad de estimular, relajar alargar y equilibrar la estructura del cuerpo. Esta técnica, reeduca el cuerpo, localizando las zonas dolorosas producidas por malos hábitos de movimiento.
El enfoque oriental del masaje mira más hacia el interior. Se trata de restituir el libre flujo de energía por todo el cuerpo, conectando el interior con el exterior. Aquí también el objetivo principal es lograr el equilibrio: crear la armonía mediante el equilibrio entre las energías.
Concluimos que de Oriente, aprendemos a trabajar sobre el núcleo de energía interior del cuerpo para restablecer la eficiencia de los órganos y la estructura física del cuerpo, a la vez que se crea un equilibrio emocional y psicológico. De occidente aprendemos a beneficiar la mente y el cuerpo estimulando y equilibrando el tejido externo.
“UNA PERSONA ES UN TODO INTEGRAL, TODAS SUS ESTRUCTURAS ESTÁN CONECTADAS, CADA PARTE DEBE SER ESTUDIADA EN EL CONTEXTO DEL TODO”.
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